Estudio de la U. de Concepción revela estigma persistente hacia personas con trastorno mental entre estudiantes de carreras de la salud

Ciencia y salud

El artículo realizado por una investigadora del Programa de Magíster en Intervención Familiar de la Universidad de Concepción muestra la presencia de creencias y prácticas estigmatizantes entre estudiantes de carreras sanitarias de la misma universidad, lo que podría afectar la calidad de la atención que ofrecen como futuros profesionales. El trabajo, basado en entrevistas semiestructuradas a 28 estudiantes, identifica conductas discriminatorias y plantea medidas formativas para reducir el problema.

Por Eial Díaz y Vicente Sepúlveda

La tesis de Magíster de Karen Loreto Zamora Carrasco , dirigida por Daisy Angélica Vidal Gutiérrez, doctora en salud mental de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción, y Alexis Vielma Aguilera, psicólogo con Magister en Investigación Social y Desarrollo de la misma institución, se centró en examinar cómo se manifiesta el estigma hacia personas con diagnóstico de trastorno mental en estudiantes de Medicina, Enfermería, Kinesiología, Obstetricia y Puericultura, Trabajo Social y Psicología dentro de la universidad. El estudio es de carácter cualitativo y utilizó ATLAS.ti, un software de análisis cualitativo que ayuda a codificar, organizar e interpretar el contenido de entrevistas y relatos, para sistematizar los hallazgos.

Según explica la tesis, el estigma en estudiantes de la salud es particularmente relevante porque incide directamente en la relación clínica, ya que aquellos profesionales más empáticos y formados en enfoques integrales tienden a ofrecer atención más adherente, respetuosa y eficaz. Cuando la percepción del paciente se reduce a un diagnóstico o se le trata con distancia, sobreprotección o medidas clínicas sin justificación ética, se deteriora la calidad del cuidado, se limita la autonomía del paciente y se dificulta el acceso a servicios adecuados.

Fotografía de udec.cl

Hallazgos principales

Entre las conductas identificadas destacan la reducción de la persona al diagnóstico mediante etiquetas como “esquizofrénico” o “bipolar”, el distanciamiento social y trato diferencial que se traduce en evitación o sobreprotección y la infantilización, que podría afectar la autonomía de los futuros pacientes de estudiantes estigmatizados.

Un hallazgo relevante del estudio es que el contacto personal funciona como factor protector: quienes tienen familiares o amistades con diagnósticos suelen mostrar mayor comprensión y cuestionar prejuicios, mientras que quienes carecen de esa experiencia manifiestan más distancia y desconocimiento.

Rocío Lagos, egresada de Medicina de la Universidad Andrés Bello, lo confirma desde su experiencia: “Yo misma vi cómo se le hacían a compañeros de mi universidad, cómo se burlaban de ellos, cómo los excluían, o solamente por el hecho de saber que tenían algún diagnóstico los trataban de forma diferente. Entonces ese estigma es algo que se debe abarcar, pero no es un tema solo de las universidades, es un tema de los estudiantes y también de los docentes.”



A su vez, Camila Ruíz, psicóloga clínica del CESFAM, advierte que trivializar o etiquetar a las personas por su condición puede empeorar su situación clínica y dificultar la prevención: “Se debe tomar conciencia y tratar con cuidado a las personas con estos diagnósticos.”

La tesis propone medidas concretas para la formación en salud, orientadas a disminuir el estigma y mejorar la calidad de la atención para fortalecer espacios curriculares que promueven la empatía, el respeto y la inclusión desde los primeros años de carrera a fin de incorporar experiencias de contacto supervisadas con persona que viven con trastornos mentales, bajo protocolos éticos y pedagógicos. Además, complementa el modelo biomédico con perspectivas psicosociales y éticas que reconozcan la complejidad de la experiencia humana, estableciendo protocolos institucionales en docencia y práctica clínica que garanticen la dignidad y los derechos de los usuarios.

Fotografía de Pan-American Life Insurance Group

La salud mental en la palestra, en el mes de prevención del suicidio

Septiembre, declarado Mes de Prevención del Suicidio desde 2003 por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y respaldado por la OMS, concentra acciones públicas que buscan sensibilizar y prevenir. Entre las actividades habituales se cuentan campañas informativas y en redes sociales, talleres y charlas educativas, capacitaciones en detección y derivación, ferias y actividades comunitarias, líneas telefónicas y difusión de recursos de ayuda, y eventos conmemorativos o simbólicos para visibilizar el problema y reducir el estigma.

Estas iniciativas vinculan a la prevención del suicidio con la formación de profesionales de la salud, ya que la detección temprana y el trato no estigmatizante son clave para la prevención.

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