Mercado Paris Londres: reactivación cultural en medio de la rutina vecinal

Ciudad

La séptima edición del Mercado Paris Londres se realizará este 4 y 5 de octubre, con un encuentro que mezcla música, comercio y cultura, mientras abre debate entre asistentes y residentes del barrio.

Por Lucas Bustos y Smilovan Urbina.

El Mercado Paris Londres se ha consolidado como un escenario de encuentro cultural en pleno centro de Santiago. Cada mes, emprendedores y artistas ocupan la histórica calle para exponer productos, música y actividades que atraen a cientos de asistentes. Mientras algunos valoran la reactivación cultural que aporta al barrio, otros advierten que el evento altera la tranquilidad de los residentes. 

Sol Sosa, diseñadora argentina y creadora de prendas únicas bajo su marca Bysosi, presentará sus creaciones por primera vez este fin de semana 4 y 5 de octubre. La expositora conoció el evento a raíz de las redes sociales y ya había visitado una de las ediciones anteriores. “Es una instancia para que mucha gente conozca las marcas que se exponen. Si no las conocen, es una invitación hermosa para que puedan hacerlo”, comenta.

Por otro lado, los locatarios del barrio también tienen su mirada. “La gente se divierte harto, tiene buenos expositores”, dice Vladia Leal, dueña de Plásticos Londres 24. La encargada de la proveedora ubicada en la misma calle, reconoce el valor cultural y social del evento. Aunque en sus primeras ediciones se vio afectada, asegura que en las últimas los organizadores han podido manejar mejor las problemáticas que enfrentaban los locatarios.

“En un principio, en las primeras dos ediciones yo fui una de las que más reclamó. El problema no es la feria ni sus asistentes, sino algunos expositores. Afuera de mi local instalaron cervecerías y, cuando les sobraba alcohol y no querían llevárselo en los barriles lo vaciaban en la taza del árbol”, comenta Vladia. Además, añade que con el calor del verano y las altas temperaturas se generaban olores desagradables para cualquiera que transitara por ahí. 

Una situación similar vivió Samuel Trigo (65), dueño de la distribuidora Trigoplas en Londres 28. Asegura que también se vio perjudicado por la venta de alcohol en las afueras de su negocio. Sin embargo, reconoce que en la última edición el problema fue resuelto, ya que los puestos de bebidas alcohólicas fueron trasladados hacia el inicio del mercado. 

Un caso más extremo fue el que sufrió Sergio Hidalgo (60) uno de los tantos hoteleros que hay en la zona, quien comentó que una de las figuras decorativas del centro de la calle, en la última feria, se vio forzado a moverla porque entraron a robar a una habitación, y la gente hospedada le está cobrando una suma de $800.000, porque según ellos, el hotel y su administración es responsable de sus cosas.

Foto de las figuras en su posición actual, la izquierda fue forzada a cambiar de posición. Foto por: Smilovan Urbina.

DENUNCIAS DE VECINOS POR REDES SOCIALES

Sin embargo, en redes sociales la mirada es distinta: varios usuarios han criticado a la Municipalidad de Santiago y al Gobierno Regional por el ruido y el estado en que queda el recinto después de cada jornada. 

Nicole Henríquez, residente del barrio, comenta que las dos primeras ediciones se realizaron sin inconvenientes, pero que a medida que el evento ganó masividad la situación cambió.

“Se ha deteriorado el fin de semana, la música parte desde muy temprano, empiezan a montar la feria y ya parten con ruido. No puedo ver tele ni escuchar música, porque el ruido de la calle absorbe todo”, afirma.

La vecina asegura haber realizado reclamos formales, “fui a la municipalidad una vez, mandé correos por los ruidos, la basura y la cantidad de gente tomando y vomitando en cualquier lado. Nunca tuve respuesta, pero casualmente la feria se suspendió por dos o tres meses.”
Henríquez cuenta que incluso solicitó a la Municipalidad de Santiago, vía Ley de Transparencia, los planes de manejo de basura y los permisos para consumir alcohol en la vía pública. “No obtuve respuesta hasta que ingrese un amparo ante el Consejo para la Transparencia y ahí me mandaron la información. Pero es información que no sirve de nada, porque son derechos municipales que pagan, pero en realidad nadie se hace cargo de nada”.

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